dimarts, 9 d’agost del 2011


Pete Ham, la historia más triste del 'Club 27'

El músico dejó muestras de su indudable talento antes de ahorcarse en el garaje de su casa

Música | 08/08/2011 - 13:20h
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Madrid. (EFE).- Amy Winehouse ha sido la última en unirse al Club 27, un grupo de celebridades del rock fallecidas a los 27 años del que forman parte leyendas como Jimi Hendrix, Janis Joplin, Brian Jones y Kurt Cobain, pero de todos sus socios es el galés Pete Ham, fundador de Badfinger, quien tuvo una historia más triste.
La reciente reedición de los álbumes que su grupo publicó en el sello Apple -creado por los Beatles- y el próximo cuarenta aniversario del número uno mundial alcanzado por Harry Nilsson con Without You, la canción más célebre de las firmadas por Ham, sirven para reivindicar el legado de este malogrado músico.
Además, estos días se le ha podido ver tocando la guitarra acústica junto a George Harrison en las imágenes que recordaban que hace cuatro décadas se celebró el primer macroconcierto benéfico de la historia, organizado por el guitarrista de los Beatles en Nueva York en favor de la población de Bangladesh.
Pete Ham dejó muestras de su indudable talento antes de ahorcarse en el garaje de su casa el 24 de abril de 1975, tres días antes de cumplir veintiocho años.
Su muerte se produjo en medio de las disputas internas y los problemas financieros y legales de la banda, que se había puesto en manos de un oscuro representante, Stan Polley, al que Ham acusó directamente en la carta de despedida que dejó antes de quitarse la vida de haber llevado al grupo a la ruina.
Los momentos de gloria de Badfinger fueron efímeros, pero hubo quien a principios de los setenta se atrevió a proponerles como posibles sucesores de los Beatles, grupo al que estuvieron ligados desde sus comienzos.
Fue Paul McCartney quien les proporcionó su primer éxito mundial, Come and Get It, una composición suya que produjo para el grupo en 1970, y que fue incluido en el primer álbum de la banda, Magic Christian Music.
El empujón de McCartney puso en el mapa a un grupo que contaba con dos compositores solventes, el propio Ham y el bajista Tom Evans. Juntos compusieron Without You, un tema incluido en el segundo álbum de Badfinger, No Dice, editado a finales de 1970.
Pero el tema estrella de aquel disco fue No Matter What, una chispeante composición de Ham que alcanzó los primeros puestos de las listas mundiales.
Poco después, el cantante norteamericano Harry Nilsson escuchó Without You en una fiesta y pensó que era una nueva canción de los Beatles. Alguien le sacó de su error y entonces decidió grabar una versión de la balada para su nuevo álbum.
La canción fue número uno, se convirtió en un clásico y en las últimas décadas ha sido versionada por decenas de artistas, entre los que figuran superestrellas como Mariah Carey.
Badfinger continuaba en estado de gracia cuando en 1971 publicó su álbum más celebrado,Straight Up, que contenía Day After Day, una canción de Ham que despertó la admiración de George Harrison, quien se unió como productor a las sesiones de grabación y dejó su sello tocando la guitarra "slide".
El disco incluía además Baby Blue, otro tema de Ham que a la postre se convirtió en el últimoTop 20 del grupo.
A partir de ahí las cosas se torcieron. El último álbum con Apple, Ass sufrió retrasos en su publicación derivados de los problemas de grabación.
Ham y sus compañeros se mudaron a Warner Bross de la mano de Stan Polley y el nivel creativo disminuyó a medida que aumentaban las disputas entre los miembros del grupo y entre estos y su representante.
La desesperación llevó a Pete Ham a quitarse la vida cuando solo faltaba un mes para el nacimiento de su hija. Su muerte pasó prácticamente desapercibida entre el público.
Ocho años después, Tom Evans siguió el mismo camino y se ahorcó en el jardín de su casa tras una fuerte discusión con otro miembro de la banda, el guitarrista Joey Molland.
Después de años de olvido, los álbumes de Badfinger con Apple se reeditaron hace unos meses con sonido remasterizado y material extra que permiten apreciar la brillante contribución que Ham y los suyos hicieron al Power pop en sus días felices.

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