Lo mejor que leí en el 2011
Una selección de escritores revela sus lecturas preferidas del año que se va
Libros | 31/12/2011 - 02:10h
El año que se acaba invita a hacer balance. En esta ocasión, hemos preguntado a destacados escritores qué libro o libros despertaron en ellos un placer especial durante el 2011. Eduardo Mendoza, Jaume Cabré, Juan Marsé, Enrique Vila-Matas, J.F. Mira, Maria Barbal y muchos otros explican y razonan aquí sus lecturas favoritas.
EDUARDO MENDOZA. "Paseos con mi madre (Tusquets) de Javier Pérez-Andújar. Conciso, inteligente, oportuno, emocionante sin sentimentalismo, valiente, brillante, mitad crónica, mitad relato. Empatado con Formas de volver a casa (Anagrama), de Alejandro Zambra, por las mismas razones".
ENRIQUE VILA-MATAS. "A bote pronto me acuerdo sobre todo de Caligrafía de los sueños(Lumen), de Juan Marsé, un relato de iniciación escrito con gran maestría. Y también de Ignacio Martínez de Pisón en El día de mañana (Seix Barral) y de Jordi Soler en Diles que son cadáveres (Mondadori), dos autores de admirable talento narrativo. Y tres libros de ensayo: El refugio de la memoria (Taurus/La Magrana), emocionante libro de Tony Judt, Cambiar de idea(Salamandra), de Zadie Smith, y La felicidad de los pececillos (Acantilado) de Simon Leys".
ISAAC ROSA. "En vez de un título, recomiendo una colección: Utopías, lanzada este año por la editorial Círculo de Bellas Artes, una docena de títulos del género utópico de todos los tiempos, desde Tomás Moro hasta la anónima Sinapia española. Libritos bien editados, con prólogos estupendos, y que revitalizan uno de los géneros más políticos, precisamente en momentos que, como el actual, invitan a la reflexión y a pensar (tal vez soñar) soluciones a las crisis. Sumo los relatos de Manuel Longares en Las cuatro esquinas (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores), demostrando que sigue siendo uno de nuestros mejores narradores; y El gentleman comunista (Anagrama), de Tristram Hunt, la biografía de Engels, con un brillante retrato de época del fascinante siglo XIX, sus luchas sociales y sus tensiones políticas y filosóficas".
JUAN MARSÉ. "Mi libro favorito del 2011 es una relectura nuevamente apasionada de El gran Gatsby (Anagrama) de Francis Scott Fitzgerald, esta vez gracias a la nueva edición con epílogo y traducción de Justo Navarro. "Cuando yo era más joven y más vulnerable, mi padre me dio un consejo en el que no he dejado de pensar desde entonces". Este es el magistral arranque de la novela, y la fascinación que me produjo a los 18 años al leerlo por vez primera se ha repetido ahora a los 78 y con más intensidad".
JUAN GABRIEL VÁSQUEZ. "El novelista ingenuo y el sentimental (Mondadori) de Orhan Pamuk. Es una defensa de la novela, pero sobre todo una exploración de su presencia y su importancia en nuestro mundo y también de lo que sucede en nosotros, los lectores, cuando leemos ficción. El libro de Pamuk es lo más estimulante que he leído sobre el tema desde El arte de la novela, de Kundera. La sirvienta y el luchador (Tusquets) de Horacio Castellanos Moya. Novelista cambiante, ha escrito un relato de velocidad pasmosa y energía simenoniana sobre los lados oscuros, que son muchos, de la historia centroamericana reciente. Némesis(Mondadori/La Magrana) de Philip Roth. Qué le voy a hacer: todo lo que hace Roth, incluso un Roth cansado, me parece tener más energía que buena parte de la ficción norteamericana.Escritores delincuentes (Alfaguara) de José Ovejero. Un inventario –de erudición envidiable y escritura elegante– de la relación, más tortuosa e impredecible de lo que uno pudiera pensar, entre la literatura y el crimen. Los enamoramientos (Alfaguara) de Javier Marías. La voz femenina de Javier Marías no es distinta de la que tienen sus narradores de siempre, pero esta novela tiene ángulos nuevos e inexplorados, y Marías es tan adepto como siempre al tratar de explicar lo inexplicable. Mein Kampf, historia de un libro (Anagrama) de Antoine Vitkine. Una fascinante biografía del libro maldito y de su relación con nuestro triste siglo XX. Y, finalmente, Libertad (Salamandra/Columna) de Jonathan Franzen. Franzen es ambicioso, carece de ilusiones, pero no de generosidad ni de empatía".
DAVID MONTEAGUDO. "La historia de San Michele (Libros de Vanguardia), de Axel Munthe. Por el profundo humanismo que destila, tan necesario en los tiempos que corren; y porque reconstruye un mundo que no conviene olvidar, si queremos conocer las bases de nuestro presente".
LUIS MAGRINYÀ. "De vidas ajenas (Anagrama) de Emmanuel Carrère. Empieza con el tsunami en Sri Lanka y esa cosa siempre espinosa de la mala conciencia burguesa del primer mundo ante las catástrofes del tercero. Pensé que si seguía así no me iba a interesar. Pero en seguida nos traslada a Francia y a unos pequeños juzgados donde dos jueces cojos y cancerosos –oh, sí, has leído bien– investigan y resuelven pequeños casos de impagos de deudas. Trata de la muerte y de cómo nos afecta, pero lo hace en un ambiente tan inusitado y tan magníficamente transcrito (que no recreado) que es una delicia".
RAFAEL ARGULLOL. "Gargantúa y Pantagruel (Acantilado) de François Rabelais, por ser la mayor síntesis literaria de la revolución humanística del renacimiento europeo, y por su admirable traducción y edición. Origen y presente (Atalanta) de Jean Gebser, por el audaz planteamiento que hace confluir la cultura filosófica y la ciencia en una perspectiva de futuro.El archipiélago (Oficina de Arte y Ediciones), de Friedrich Hölderlin, por el rigor extraordinario en la edición bilingüe de uno de los grandes clásicos de la poesía moderna".
GABI MARTÍNEZ. "Libertad, de Jonathan Franzen. Penetra en la psicología de los personajes de una manera increíble. Hace dos siglos la calidad de un escritor estaba en el modo en que sabía presentar dos contradicciones de un personaje en una página, y eso lo acercaba a la condicion humana. En el siglo XX, las dos contradicciones subieron a tres. Lo que hace Franzen es poner cinco contradicciones en una página. La complejidad psicológica ha subido un escalón. Es el Tolstoi del siglo XXI. Y el final es apoteósico".
J.F. MIRA. "De Tales a Demòcrit. El pensament presocràtic (Edicions de la Ela Geminada) en edición y traducción de Joan Ferrer Gràcia. Si las obras de Homero son el inicio de la literatura europea, los presocráticos son nuestros primeros padres en una manera de interrogarse sobre el mundo: qué quiere decir el ser, qué quiere decir verdad, cuál es la razón profunda y final de las cosas, es decir todo aquello que funda la filosofía y la ciencia de occidente. Y otro momumento es la inmensa novela Jo confesso de Jaume Cabré (Proa): un monumento a la cultura europea, empezando con monasterios medievales y pasando por un gran inquisidor, por el siglo XVIII; por Roma, por los campos nazis y por la Barcelona de todo el siglo XX.L'holocaust espanyol de Paul Preston (Editorial Base) nos lleva a la memoria una tragedia histórica y real, nos muestra detalladamente y con un movimiento continuo de horror y de incredulidad hasta qué punto puede llegar la brutal perversidad humana, en su versión ibérica. Y una lectura más amable, más cálida y más tiernamente humana, nada mejor que las páginas de L'home de la maleta, de Ramon Solsona (Proa), y la insólita y ejemplar trayectoria de su héroe, que podría ser anónimo, cuya vida entera cabe en una maleta barata".
JAUME CABRÉ. "El poni roig (Viena) de John Steinbeck, un magistral relato con la magnífica traducción de Joaquim Mallafrè. Gaspara i jo. Sobre l'amor (Arola) de Susanna Rafart. Una curiosa lectura y recreación que hace Rafart de una treintena de poemas de Gaspara Stampa, poeta véneta del XVI. Todo un festival lírico para gourmets. La Odissea de Homero en la traducción impactante de Joan F. Mira. Octubre (A Contravent Editors) de Miquel Pairolí, un dietario magnífico en el cual me he introducido poco a poco; las lecturas, las reflexiones de Pairolí y, sobre todo, las descripciones del cielo, las montañas del fondo, los olores de las estaciones, los pájaros y otros bichos... me han hecho amar un paisaje, el de Quart, que desconozco. Y me ha hecho leer o releer obras que cita. Sense invitació (Proa), poemario de Vicenç Villatoro que es exactamente una sacudida moral. Mans lentes d'aigua (Proa), poemario de Carles Miralles, delicia lírica que te deja un nudo en la garganta".
MARIA BARBAL. "La tempesta de Albert Roig (Edicions 62) es poesía y prosa poética, con una potencia expresiva grande, un lenguaje bellísimo. En narrativa, Setembre a Perugia de David Nel·lo (Proa), una novela escrita de forma armoniosa, aparentemente, cuyo argumento presenta tan sólo hechos cotidianos, pero se mueven reflexiones hondas. Los retos de la vida, la elección de decisiones, los hechos que nos cambian para siempre".
EMILI MANZANO. "Aparte de la aparición de dos voces frescas y con personalidad como las de Marta Rojals (Primavera, estiu, etcètera, La Magrana) y Joan Todó (A butxacades, Labreu), aparte también del reencuentro con dos sólidos y veteranos narradores como Jaume Cabré (Jo confesso) y Eduard Màrquez (L'últim dia abans de demà, Empúries) y de la necesaria reedición de un libro excepcional, El mar, de Blai Bonet (Club Editor), tres libros de poemas destinados a ser releídos con renovado júbilo: Bes Nagana (1984), de Enric Casasses;Pagèsiques (Empúries), de Perejaume, y La tempesta, de Albert Roig. También Rates al jardí, de Valentí Puig (Edicions 62), las Memòries d'un somni, de Amadeu Cuito (Quaderns Crema),El refugio de la memoria, de Tony Judt, el esperadísimo Adiós a la Universidad del profesor Jordi Llovet (Galaxia Gutenberg), más Habladles de batallas, de reyes, de elefantes(Mondadori/Columna), de Mathias Enard, Solo en Berlín (Maeva/1984) de Hans Fallada,Caligrafía de los sueños de Marsé y La aventura sin fin (T.S. Eliot), ambos en Lumen".
FRANCESC SERÈS. "La diplomacia del ingenio (Acantilado) de Marc Fumaroli es un libro excepcional, una aventura intelectual original y llena de vida. La traducción de Plora, pàtria estimada (Club Editor) es un acontecimiento, pues este libro de Alan Paton es un clásico fundamental para entender la África del siglo XX. El libro de Peter Sloterdijk Temperamentos filosóficos (Siruela/Ela Geminada) mezcla filosofía y vida, cosa que no está exenta de peligros, pero no hay que decir que Sloterdijk sale adelante muy bien y que escribe un texto absolutamente recomendable".
ALBERT ROIG. "Pagèsiques, de Perejaume, y Les bones companyies, de Jordi Cornudella".
VALENTI PUIG. "Libertad de Jonathan Franzen representa un retorno a la novela con la vitalidad de Tolstói o Dickens, narrando la historia de una familia con profundidad emocional y precisión inusitada. De entre los ensayos, El optimista racional (Taurus) de Matt Ridley navega a contracorriente del fatalismo propiciado por la crisis del 2008 y busca el revés de la mentalidad apocalíptica. Les passions ocultes (Edicions 62) compila las cartas que en los años sesenta se cruzaron Llorenç Villalonga y Baltasar Porcel, como un escáner escalofriante en la constatación de un escritor escéptico en su madurez y del joven rebelde en sus inicios, dos seres felinos que parecen complementarse para después instalarse en la distancia".
TERESA SOLANA. "El enigma de la realidad, de Pilar Ruiz-Lapuente (Gedisa). Este ensayo presenta, en clave amena y comprensible, las diferentes teorías y reflexiones de filósofos y científicos sobre el espacio y el tiempo, desde la Grecia antigua hasta Einstein. L'holocaust espanyol, de Paul Preston. En un momento en que las tesis franquistas sobre la Guerra Civil parecen ganar adeptos gracias a las tribunas que ofrecen algunos medios de comunicación, lo considero un ensayo imprescindible para entender, con cifras y datos, la violencia y la brutal represión en los dos bandos. La caçadora de cossos, en el que Najat El Hatchmi (Columna) se atreve a explorar la sexualidad femenina desde una perspectiva literaria y sin recurrir a los estereotipos masculinos que pretenden explicarnos qué sentimos –o tenemos que sentir- las mujeres. Un escàndol sense importància, de Carles Casajuana (Columna), disección inteligente del mundo en que vivimos, en el cual conviven la absoluta falta de escrúpulos de los poderosos, la cobardía de los mediocres y la buena fe –tal vez un poco ingenua– de los que no se acaban de creer que el mundo sea un lugar tan perverso".